viernes, 16 de septiembre de 2011

El Realismo Peruano

Es una corriente literaria que se originó en Francia, en las últimas décadas del siglo XIX. Se inicia, en el Perú, cuando estábamos sumidos en el dolor que nos causó la guerra con Chile. No sólo estábamos en crisis por las consecuencias funestas de la guerra, sino que exhibíamos cierta descomposición política y moral.

La literatura realista, en nuestro país, levantó los ánimos de los escombros, hizo análisis y planteamientos político-doctrinarios, cuestionó el sistema imperante y criticó el comportamiento de los caudillos militares. Sobre sale más el ensayo y la novela.

El pensamiento nacionalista y el afán renovador caracterizan a esta escuela. Brinda testimonio de los problemas del país, visualiza sus causas y propone alternativas.

Conspicuos representantes de esta tendencia fueron Mercedes Cabello de Carbonera (Sacrificio y Recompensa, El Conspirador), Manuel Gonzáles Prada (Pájinas Libres, Horas de Lucha), Clorinda Matto de Turner (Aves sin Nido), Teresa Gonzáles de Fanning, Abelardo Gamarra (La Ciudad de Pelagatos) y otros. En esta época, la mujer desempeñó un papel muy importante.

De todos ellos, el mayor exponente, de talla hispanoamericana, es el intelectual clásico Manuel Gonzáles Prada.

REPRESENTANTES

Mercedes Cabello
Manuel Gonzáles Prada
Clorinda Matto de Turner
Abelardo Gamarra


Mercedes Cabello de Carbonela

Rasgos Biográficos

Nació en Moquegua en 1845. Vino a Lima cuando frisaba los veinte años de edad, época con la que se casas con el Dr. Urbano Carbonera, distinguido médico de ese entonces.

Colaboró en el diarios y revistas, donde plasmó sus primeras inquietudes literarias.

En el año de 1886 adquiere su consagración pública, al obtener la medalla de oro por su primera novela "Sacrificio y recompensa" , en el concurso convocado por el Ateneo de Lima.

El año de 1887, publica en España su novela "Eleodora". Por esta época hace conocer, tambié su articulo titulado "Una fiesta religiosa en un pueblo de Perú" , en que basándose en la experiencia de un pueblo del interior, se solidariza y aboga por la raza indígena.

Mas adelante publica "Blanca sol" , novela que es bien recibida y le permite afianzar su éxito como escritora.

Sus últimos años lo dedica al reposo. Muere el 12 de octubre de 1909

Producción Literaria

Mercedes Cabellos cultivó la novela, el ensayo y el periodismo. en ese último genero, produjo no solo para el Perú, sino para Argentina y España. en los otros, volcó su preocupación social y literaria. Destacan, sobre todo, sus novelas.

Novela: "El sacrificio y recompensa", "Eleodora", " los amores de Hortensia", "Blanca sol", "Las consecuencias", "El conspirador".
Ensayo: "Importancia de la literatura", "Estudio comparativo de la inteligencia y la belleza de la mujer", "perfeccionamiento de la educación y la condición social de la mujer", "el conde tolstoy", " La novela moderna".

Manuel Gonzáles Prada

Rasgos Biográficos

Nació en Lima el 05 de enero de 1844 en el seno de una familia aristocrática con lo cual no se identificó. Estudió en el Colegio Inglés de Valparaíso durante el destierro de su padre, allí se contacto con la cultura inglesa y alemana, y empezó a sentirse diferente de sus familiares, por tanto, también, a renegar de su clase.

Al volver al Perú, en 1857, estudió en el Colegio Santo Toribio, Luego ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos para estudiar jurisprudencia. Posteriormente huyó de la universidad y se refugió en una Hacienda en Mala. Allí se ocupó de experimentos científicos y de sus estudios de matemáticas.

La infausta guerra del 79 le hizo participar en la Batalla de Miraflores. Durante la ocupación chilena se refugió en su casa hasta la retirada del invasor, en este tiempo conoció a Adriana Vernenuill, con quien se casa en 1887.

En 1886 se funda el Circulo literario, que después se convierte en el efímero Partido de Unión Nacional de tendencia radical. Viaja a Francia donde planificó la publicación de sus obras.

En 1912, ya de vuelta en el Perú, es nombrado Director de la Biblioteca Nacional reemplazando a Ricardo Palma. Amplia el servicio de esa institución a amplios sectores sociales. Sus últimos años los dedica a la vida privada. Muere el 22 de junio de 1948.

Características de su Producción Literaria

EN VERSO: Sus versos son suaves, delicados y sugerentes, sin amaneramiento. Es elegiaco, pues su poesía es el producto de sus horas de angustia, de tristeza honda, de congoja intensa. Su temática preferida es el amor.

EN PROSA: Su prosa es sonora, martillante, acusadora, vigorosa. Es panfletaria llena de arrebatos. Sus temas abarcan el análisis de los desastres, los vicios y personajes nacionales, la revaloración del indio, la provincia y juventud. Sus páginas están saturadas de contenido social, de protesta.

Producción Literaria

En Verso:

Minúsculas (1901)
Presbiteriana (1909)
Exóticas (1911)
Trozos de vida (1933)
Baladas Peruanas (1985)
En Prosa:

Pajinas libres (1849)
Horas de lucha (1908)
Bajo el Oprobio (1933)
Figuras y Figurones (1938)

Clorinda Matto de Turner

Rasgos Biográficos

Nació en el Cuzco, el 11 de noviembre de 1852. Hija de Ramón Matto y Grimanesa Usadivaras. De niña escribió verso e hizo periodismo escolar.

Contrae matrimonio el 27 de julio de 1871 con don Juan Turner, Ingles de nacimiento.

Escribe para "El heraldo", "El mercurio", "El ferrocarril", "El eco de los andes". En la revista "El correo del Perú", publica las tradiciones. Su maestro fue Ricardo Palma.

Proveniente del Cuzco, se establece en Lima en 1866. se hace socia del "Ateneo", "Circulo literario".

Asume, en 1889, la Dirección de "El Perú ilustrado". Ese mismo año publica su novela "Aves sin nido", donde la escritora expresa su identificación con la problemática indígena.

En 1895, al tomar partido por los cacerístas, es obligada a dejar el país por los pierolístas, viaja por Chile y Buenos Aires, continuando allí sus actividades literarias y periodísticas.

Muere en Buenos Aires, el 25 de octubre de 1909.

Producción Literaria:

Ella es, fundamentalmente, novelista, aunque escribió otras formas de relato. puede sostenerse que es la iniciadora de la prosa indigenísta en el Perú. Después vendrían López Albújar, Alegría y Arguedas.

Su producción literaria se puede agrupar así:

Novela: "Aves sin nido", "Índole", "Herencia "
Otros relatos: "Bocetos al lápiz de americanos célebres", "Leyendas y recortes".
Ensayo: "Elemento de literatura según el reglamento de instrucción pública".
Ademas, tradujo "El evagelio de San Lucas" al quechua.

Abelardo Gamarra Rondo

Rasgos Biográficos

Nació en Sarín, provincia de Huamachuco región La Libertad, el 31 de agosto de 1852. Sus padres fueron don Manuel Guillermo Gamarra y Jacoba Rondo Quezada (sobrina materna de José Faustino Sánchez Carrión). Estudió su primaria en el colegio "San Nicolás" de Humachuco. Sus estudios secundarios los realizó en el colegio "Nuestra Señora de Guadalupe", en la ciudad de Lima, en donde se inicia como mperiodista.

En 1870 ingresó al Convictorio de San Carlos para estudiar medicina, pero ganado por la afición literaria, abandona las tareas académicas y se entrega de lleno a sus actividades de escritor, destacando como autor teatral, crítico literario, periodista, compositor y político.

El 21 de setiembre de 1876, año en que publica su primera obra "El Tunante en camisa de once varas", recibe el "Santo Sacramento del Bautismo Literario", en la velada literaria de la casa de Juana Manuela Gorriti, en donde la ensayista Mercedes Cabello fungía de madrina y el poeta Manuel Adolfo García de padrino; Ricardo Palma ofició de párroco.

Participa en las batallas de San Juan y de Miraflores contra el ejército chileno. Se incorpora al movimiento de resistencia que desde Trujillo dirigía el Contralmirante Lizardo Montero; funda en Huamachuco el periódico "La Bandera del Norte" para alentar el sentimiento patriótico de la resistencia.

En 1884 por su campaña periodística contra el gobierno de Iglesias fue deportado al Ecuador, fugándose en Salaverry y plegándose al movimiento de Resistencia que Andrés Avelino Cáceres mantuvo en el norte. En Huamachuco se casó con doña Antonia Cisneros Zorrilla, naciendo de este matrimonio su hijo Armando.

En 1886 forma parte de la Cámara de Diputados como representante de la provincia de Huamachuco, su tierra natal, como diputado suplente, pero es separado en 1889 como integrante de la mayoría opositora al gobierno de Cáceres. "El Tunante" alza su protesta radical para imprecar contra la resitencia nativa como lo hizo cuando se opuso a la firma del Contrato Grace.

En el ambiente musical es recordado, pues fue él quien bautizó con el nombre de "marinera" a ese baile que antes de la Guerra del Pacífico era llamado en el Perú "zamacueca", que fue a Chile y volvió con el nombre de "chilena" o simplemente "la cueca".

Abelardo Gamarra, "El Tunante", falleció en la ciudad de Lima en el año de 1924.

Producción Literaria

Novela: "Detras de la cruz, el diablo"(1877).
Ensayos: "El Tunante en camisa de once varas"(1887), "Novenario del Tunante"(1885), "Costumbres del interior", "Rasgos de pluma", "Algo del Perú y mucho de Pelagatos", "Artículos de costumbres"(1910), "Educación a la memoria de mi madre", "Cien años de vida perdularia"(1921).
Teatro: "Escenas del carnaval de Lima"(1879), "Ña Codeo", "El cuarto número tantos", "Escenas en la campiña", "Ir por lana y salir trasquilado", "Una corrida de gala".

jueves, 15 de septiembre de 2011

Realismo

Este movimiento literario aparece en la segunda mitad del siglo XIX, como consecuencia de las circunstancias sociales de la época: la consolidación de la burguesía como clase dominante, la industrialización, el crecimiento urbano y la aparición del proletariado.

Las características básicas del Realismo literario son:

Eliminación de todo aspecto subjetivo, hechos fantásticos o sentimientos que se alejen de lo real.
Análisis riguroso de la realidad. El escritor nos ofrece un retrato riguroso de lo que observa.
Los problemas de la existencia humana, componen el tema fundamental de la novela realista; ésa es la consecuencia del sumo interés por la descripción del carácter, temperamento y conducta de los personajes.
Surge un tipo de novela en la que se analizan minuciosamente las motivaciones de los personajes y las costumbres.
El novelista denuncia los defectos y males que afectan a la sociedad y ofrece al lector soluciones para detenerlos. Cada autor, según sus ideas, muestra lo que para él es un mal de la sociedad.

Novelistas del Realismo y el Naturalismo

En esta época, la novela es el género literario preferido. Novelistas importantísimos reflejan los profundos cambios sociales en sus obras. No diferenciaremos autores del Realismo y del Naturalismo ya que todos participaron en ambas corrientes por simple evolución.

Juan Valera
Nació en Cabra (Córdoba) en 1824, hijo de una familia noble. Estudió Derecho e ingresó en el cuerpo diplomático, desempeñando diferentes misiones en varios países europeos y americanos. Fue miembro de la Real Academia Española. Comenzó a escribir cuando ya tenía cincuenta años. Murió en Madrid en 1905.

Fue un hombre culto y refinado, de espíritu equilibrado y libre. Su inteligencia y fino sentido estético se manifiestan en su labor como crítico y en su estilo correcto, fluido y elegante; aunque, a veces, adolece de vigor y calor humano.

Su primera obra fue Pepita Jiménez en la que un joven seminarista conoce a una mujer con la que su padre, que es viudo, piensa casarse. El joven va enamorándose poco a poco de ella y, tras largas luchas interiores entre su vocación religiosa y su amor, triunfa el último.

También escribió El Comendador Mendoza, Doña Luz, y una de sus mejores novelas, Juanita la Larga, cuando tenía setenta años.

Juanita la Larga (Juan Valera) Como de costumbre, jugaba al tute con la madre; como de costumbre, hablaba con Juanita en conversación general, y Juanita hablaba igualmente y le oía muy atenta manifestándose finísima amiga suya y hasta su admiradora; pero, como de costumbre también, las miradas ardientes y los mal reprimidos suspiros de don Paco pasaban sin ser notados y eran machacar en hierro frío, o hacían un efecto muy contrario al que don Paco deseaba poniendo a Juanita seria y de mal humor, turbando su franca alegría y refrenando sus expansiones amistosas.
De esta suerte, poco venturosa y triunfante para don Paco, se pasaron algunos días y llegaron los últimos del mes de julio.

Hacía un calor insufrible. Durante el día los pajaritos se asaban en el aire cuando no hallaban sombra en que guarecerse. Durante la noche refrescaba bastante. En el claro y sereno cielo resplandecían la luna y multitud de estrellas, que, en vez de envolverlo en un manto negro, lo teñían de azul con luminosos rasgos de plata y refulgentes bordados de oro.

Ambas Juanas no recibían a don Paco en la sala, sino en el patio, donde se gozaba de mucha frescura y olía a los dompedros, que daban su más rico olor por la noche, a la albahaca y a la hierba Luisa, que había en no pocos arriates y macetas, y a los jazmines y a las rosas de enredadera, que en Andalucía llaman de pitiminí, y que trepaban por las rejas de las ventanas, en los cuartos del primer piso, donde dormían Juanita y su madre.

En aquel sitio, tan encantador como modesto, era recibido don Paco. Todavía allí, a la luz de un bruñido velón de Lucena, de refulgente azófar, se jugaba al tute en una mesilla portátil, pero no con la persistencia que bajo techado. Otras distracciones, casi siempre gastronómicas, suplían la falta de juego. Juana, que era tan industriosa, solía hacer helado en una pequeña cantimplora que tenía; pero con más frecuencia se entretenían comiendo ora piñones, ora almendras y garbanzos tostados, ora flores de maíz, que Juanita tenía la habilidad de hacer saltar muy bien en la sartén, y ora altramuces y, a veces, hasta palmitos cuando los arrieros los traían de la provincia de Málaga, porque en la de Córdoba no se crían.


Benito Pérez Galdós
Nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1843. Se fue muy joven a Madrid donde estudió Derecho. En la capital pasó la mayor parte de su vida dedicándose fundamentalmente a escribir. Murió en Madrid en 1920. Galdós fue un hombre sin prejuicios, abierto a toda idea de progreso y, al mismo tiempo, amaba intensamente a su patria. Vivió de forma tan comprometida con su época que escribió sus obras con la intención de encontrar la raíz de los problemas y explicarlo todo a los demás. Galdós fue un extraordinario narrador, aunque también escribió numerosas obras teatrales.

La producción literaria de Galdóa es enorme. Sólo su narrativa consta de más de setenta volúmenes, clasificados por él mismo en: Episodios Nacionales, Novelas de la primera época y Novelas contemporáneas.

Episodios Nacionales. En estas obras, Galdós pretende ofrecer una visión, en forma novelada, de la historia de España del siglo XIX. Consta de cinco series de diez tomos cada una, salvo la última que quedó interrumpida. Los episodios históricos mejor logrados fueron: Trafalgar, El dos de Mayo, Gerona, Zaragoza.
Novelas de la primera época. Todas ellas tienen características comunes: tratan problemas políticos y religiosos, profundizan en el estudio psicológico de los personajes y sobre la contradicción entre lo tradicional y lo liberal. Doña Perfecta, La Fontana de Oro, Gloria...
Novelas contemporáneas. La mayoría de estas novelas tienen como eje central de su temática la ciudad de Madrid, sus gentes, sus calles y sus barrios. Fortunata y Jacinta, La desheredada, Miau, Tristana, Misericordia...
Trafalgar (Benito Pérez Galdós) Entre los soldados vi algunos que sentían el malestar del mareo, y se agarraban a los obenques para no caer. Verdad es que había gente muy decidida, especialmente en la clase de voluntarios; pero por lo común todos eran de leva, obedecían las órdenes como de mala gana, y estoy seguro de que no tenían el más leve sentimiento de patriotismo. No les hizo dignos del combate más que el combate mismo, como advertí después. A pesar del distinto temple moral de aquellos hombres, creo que en los solemnes momentos que precedieron al primer cañonazo la idea de Dios estaba en todas las cabezas.
Por lo que a mí toca, en toda la vida ha experimentado mi alma sensaciones iguales a las de aquel momento. A pesar de mis pocos años, me hallaba en disposición de comprender la gravedad del suceso, y por primera vez, después que existía, altas concepciones, elevadas imágenes y generosos pensamientos ocuparon mi mente. La persuasión de la victoria estaba tan arraigada en mi ánimo, que me inspiraban cierta lástima los ingleses, y los admiraba al verlos buscar con tanto afán una muerte segura.

Por primera vez entonces percibí con completa claridad la idea de la patria, y mi corazón respondió a ella con espontáneos sentimientos, nuevos hasta aquel momento en mi alma. Hasta entonces la patria se me representaba en las personas que gobernaban la nación, tales como el rey y su célebre ministro, a quienes no consideraba con igual respeto. Como yo no sabía más historia que la que aprendía en la Caleta, para mí era de ley que debía uno entusiasmarse al oír que los españoles habían matado muchos moros primero, y gran pacotilla de ingleses y franceses después. Me representaba, pues, a mi país como muy valiente; pero el valor que yo concebía era tan parecido a la barbarie como un huevo a otro huevo. Con tales pensamientos, el patriotismo no era para mí más que el orgullo de pertenecer a aquella casta de matadores de moros.


Leopoldo Alas "Clarín"
Nació en Zamora en 1852, de familia asturiana. Estudió Leyes en Oviedo y se doctoró en Madrid. Fue catedrático de las facultades de Derecho de Zaragoza y Oviedo. Fue un hombre culto, de sólida formación universitaria y aguda capacidad crítica que hizo que fuese temido y respetado.

Escribió una novela muy extensa que está considerada como una de las obras fundamentales del Realismo español: La Regenta, en la que Clarín hace un análisis minucioso y detallado del ambiente hipócrita y corrompido de Vetusta, ciudad donde se desarrolla la acción y que puede ser Oviedo. Satiriza a sus personajes que, bajo apariencias honradas, esconden la hipocresía y la maldad.

Clarín también destacó como uno de los mejores escritores de cuentos de su época, en los que analiza el comportamiento de personas malvadas y llenas de hipocresía. Entre ellos destaca ¡Adiós, cordera! En este cuento se nos narran las peripecias de tres amigos felices e inseparables: Rosa, Pinín y Cordera. Dos hermanos gemelos y su vaca Cordera que son felices en las montañas asturianas alejados de los peligros del mundo. Sólo un palo del telégrafo y un tren que pasa de vez en cuando son indicios de ese mundo. Pero un día ese mundo se llevará primero a la Cordera y luego a Pinín. Rosa se quedará sola con su dolor y sus recuerdos.

¡Adiós, Cordera! (Leopoldo Alas "Clarín") Desde aquel día en que adivinaron el peligro, Pinín y Rosa no sosegaron. A media semana se personó el mayordomo en el corral de Antón. Era otro aldeano de la misma parroquia, de malas pulgas, cruel con los caseros atrasados. Antón, que no admitía reprimendas, se puso lívido ante las amenazas del desahucio.
El amo no esperaba más. Bueno, vendería la vaca a vil precio, por una merienda. Había que pagar o quedarse en la calle.

El sábado inmediato acompañó al Humedal Pinín a su padre. El niño miraba con horror a los contratistas de carne, que eran los tiranos del mercado. La Cordera fue comprada en su justo precio por un rematante de Castilla. Se le hizo una señal en la piel y volvió a su establo de Puao, ya vendida, ajena, tañendo tristemente la esquila. Detrás caminaba Antón de Chinta, taciturno, y Pinín, con ojos como puños. Rosa, al saber la venta, se abrazó al testuz de la Cordera, que inclinaba la cabeza a las caricias como al yugo. (...)

El viernes, al oscurecer, fue la despedida. Vino un encargado del rematante de Castilla por la res. Pagó; bebieron un trago Antón y el comisionado, y se sacó a la quintana la Cordera. Antón había apurado la botella estaba exaltado; el peso del dinero en el bolsillo le animaba también. Quería aturdirse. Hablaba mucho, alababa las excelencias de la vaca. El otro sonreía, porque las alabanzas de Antón eran impertinentes. ¿Que daba la res tanto y tantos xarros de leche? ¿Que era noble en el yugo, fuerte con la carga? ¿Y qué, si dentro de pocos días había de estar reducida a chuletas y otros bocados suculentos? Antón no quería imaginar esto; se la figuraba viva, trabajando, sirviendo a otro labrador, olvidada de él y de sus hijos, pero viva, feliz... Pinín y Rosa, sentados sobre el montón de cucho, recuerdo para ellos sentimental de la Cordera y de los propios afanes, unidos por las manos, miraban al enemigo con ojos de espanto. En el supremo instante se arrojaron sobre su amiga; besos, abrazos: hubo de todo. No podían separarse de ella. Antón, agotada de pronto la excitación del vino, cayó como en un marasmo; cruzó los brazos, y entró en el corral oscuro.

Los hijos siguieron un buen trecho por la calleja, de altos setos, el triste grupo del indiferente comisionado y la Cordera, que iba de mala gana con un desconocido y a tales horas. Por fin hubo que separarse. Antón malhumorado, clamaba desde casa:

-¡Bah, bah, neños, acá vos digo; basta de pamemes! -así gritaba de lejos el padre, con voz de lágrimas.

Caía la noche; por la calleja oscura, que hacían casi negra los altos setos, formando casi bóveda, se perdió el bulto de la Cordera, que parecía negra de lejos. Después no quedaba de ella más que el tintán pausado de la esquila, desvanecido con la distancia, entre los chirridos melancólicos de cigarras infinitas.

¡Adíós, Cordera! -gritaba Rosa deshecha en llanto-. ¡Adiós, Cordera de mío alma!

-¡Adiós, Cordera! -repetía Pinín, no más sereno.

-Adiós -contestó por último, a su modo, la esquila perdiéndose su lamento triste, resignado, entre los demás sonidos de la noche de julio en la aldea...